Las Parafilias
Es un trastorno mental o de disfunción sexual en que la persona no siente verdadero placer
al realizar el acto sexual habitual sino que consta de la búsqueda del orgasmo en
la realización de actividades un tanto más
extrañas en las que pueden estar presentes objetos, niños(a), animales o cosas
que no participan en esta perversión.
En
la actualidad se pueden ver parejas experimentar una variedad de conductas
sexuales por simple curiosidad, o diversión por querer saber cómo se siente ya que
ver, leer no es lo mismo que sentir por carne propia. Por otro lado el querer comprobar
es simplemente el que le aburre la manera tradicional del acto sexual y buscan formas
distintas para reavivar el deseo sexual en la pareja, estas personas no sufren de algún
trastorno porque ambas lados lo disfrutan y no dañan a terceros.
Esta
clase de trastorno se da mayormente en personas con disfunciones sexuales como por
ejemplo, falta de apetito sexual, anorgasmia o la disfunción eréctil. En sí las
parafilia ayuda a las personas con disfunciones a alcanzar el orgasmo por otros
medios distintos al habitual, que para otros sería un tabú prohibido.
El
origen de estos trastornos puede ser físico pero eventualmente son psicológicos.
Hay una variedad de factores que pueden provocar trastornos de la excitación el
deseo o la actitud de la respuesta sexual.
Para
que haya un trastorno en la persona siempre hay un factor importante que se da
en un episodio de vital en la niñez, la familia siempre juega un papel
importante por ser el entorno o el ambiente en que el niños se va desarrollando
como ser humano. Si la familia vive entre discusiones, peleas o golpes esto
repercute en el niño y su percepción con todo y todos, como si llegara a ver violación
la manera de ver la sexualidad será de forma negativa y repulsiva.
Otro factor igual de importante es
el elemento que desencadena el trastorno como por ejemplo en la adultez después
de haber tenido una infancia traumática, una mala experiencia como una relación
problemática, una ruptura o un problema que evoque esa infancia sería un factor
precipitante; sin embargo si no existe un predisponente, esos problemas son
mucho menos susceptibles de precipitar un trastorno.
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